miércoles, 1 de febrero de 2017

PINTURA MURAL EN RUSIA

En el 2015, nos encontrabamos trabajando en Rusia, hospedados en un hotel. El dueño del hotel hizo cierta amistad con el equipo de trabajo y como por lo visto fuimos de los primeros huéspedes, parece ser que era afín a la causa artística. Comprometió a los dos compañeros artísticos que formaban parte del proyecto que realizabamos, unos huevones buenos y por arte de magia nos vimos envueltos en una movida que desde el principio me olió a chamusquina. Se trataba de hacer en nuestro tiempo libre, y Gratis ( una palabrota en toda regla ) tres pinturas murales en la trasera de unas naves antiguas para que lucieran chulis desde la vista del comedor del hotel. Accedí a regañadientes, mis compañeros fueron al Oki ( una especie de Leroy Merlón ) y compraron una barbaridad de pinturas como para pintar el hotel entero. Nuestro jefe de obra, Jose María, aficionado al buen vino les regateó con criterio una caja de vino, así que esan eran las cartas y estaban echadas.


Vista del marrón que teníamos por delante..
Reunidos  Fausto, Luis y yo para dividirnos una sección de la pared. Cada uno eligió un tema libre. Fausto hizo un trabajo fantástico sobre el sueño; una especie de composición surrealista. Luis se encabezonó en pintar el retrato de una chica dormida, a través de una foto que cayó en sus manos y quedó estupendo y yo, preferí solucionar como suelo hacerlo cuando se me quitan las ganas: una ilustración de distintas ideas mezcladas con o sin criterio: Aparecían un cerebro como con energía, una ramificación ornamental como si fuera una rama y la máscara de V de Vendetta superpuesta sobre un circuito impreso,  y a mi nadie me dijo ni mú.




 Yo me puse un mono de pintar deshechable ( básicamente porque estoy harto de tirar pantalones manchados desde que estudié bellas artes ) y al lio..





Pues resulta que esto de la pintura formaba parte de un plan maestro urdido por el director del museo, que al ser alemán le llamabamos Herr directorr, y tenía concertada una inauguración con charla en ruso incluida, copas, comida y exposición de grafittis. El resto del muro  que no llegamos a pintar fue escenario de pinturas al spray, graffitis improvisados, por gente pija que armados con una copa en una mano y un spray en la otra se lanzaron al ruedo sin pensar. Mi pintura estaba la primera, sufrió repintadas de los invitados, situada en el linde y se comportó de muralla protegiendo los murales de mis compañeros, así que me harté ràpidamente y dejé el cerebro sin pintar.










 La última foto es de regalo...

Saludos

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